Costara lo que costara, yo sólo quise
que mis días en México y en Nicaragua,
que mi docencia universitaria, y mi historia
que es tu sonrisa, mujercita mía, fueran
para los días y la vida y la historia
del Frente Sandinista. Porque, díganme
si la Revolución no es miel densa, chorreada
ámbar a contraluz -como la niña
de los ojos de la Niña - que cubre
y cura las más profundas heridas.
Materia Jubilosa (1986)
martes, 18 de septiembre de 2012
viernes, 27 de julio de 2012
Poética de Julio Valle-Castillo 5
Ivan Uriarte
V
Podemos
concluir que los temas dominantes de la poética de Julio
Valle-Castillo son la vejez y la muerte, teniendo como eje paradigmático
la ciudad de Masaya. Memento de vivos y difuntos asi como El libro de
los músicos y de los otros, conforme la incursión textual que hicimos,
nos lo confirma. Valle logra fusionar, a través de una fabulación
verbal, a veces delirante, los momentos conexos a su infancia y
ancestros con su vida personal y cotidiana, transcurrida en diversos
sitios y lugares del mundo. La gracia y el humor, desplegados
constantemente, logran mantenerse en ágil contrapunto con el tono de
íntima elegía que predomina en muchos de sus poemas.
Desde
sus primigenias Armas iniciales hasta su más reciente texto, Memento de
vivos y difuntos, Julio ha venido enriqueciendo su lenguaje y recursos
poéticos sin muestras de agotamiento alguno. Los verdaderos poetas
renuevan siempre los viejos temas enraizándolos continuamente en las
profundidades vitales del lenguaje.
jueves, 26 de julio de 2012
Poética de Julio Valle-Castillo 4
Ivan Uriarte
IV
Memento
de vivos y difuntos es un libro culminatorio que recolecta poemas no
incluidos en los poemarios publicados hasta ese momento, año 2008, con
poemas posteriores a ellos, revelándonos un amplio itinerario en su
ejecución.
Los temas principales del libro son la vejez
y la muerte, pero la vejez y la muerte en Masaya, cuyos acordes
sinfónicos mementuales suben y bajan, se entrecruzan a veces
silenciosamente hasta formar un crescendo descendente. Pero también hay
un tono personal que matiza la melodía: la infancia, la juventud, los
años mozos, las relaciones amorosas del poeta.
Los dos
primeros poemas de libro,” Álamo blanco para San Francisco de Asís,” y
“Si nos salvara una corbata celeste” recrean
festivamente su estada mexicana como estudiante universitario,
productivamente marcados entre l974 y l976, años en que escribía Formas
migratorias. El tono confesional de este franciscano-anacreóntico
primer poema (“Estoy en el D.F. y desnudo bajo la regadera, /vivo,
vital, con ganas de leer, de beber, de revolcarme con las muchachas”)
nos anuncia una visión cuestionante y cuestionadora del mundo y de las
ideas establecidas que predomina salpicando la red textual
constantemente: “… 4 de octubre fiesta de San Francisco. /Aunque yo no
creo mucho, /aunque Marx mediante, /aunque Lenin de por medio, /es la
fiesta de San Francisco de Asís”.
“Si nos salvara una corbata
celeste” marca, elegíacamente, su urgente regreso a Nicaragua porque
“quiero llegar antes/ que la muerte no me deje besar la frente de mi
padre”.
En los restantes 20 poemas, escritos en
Nicaragua, hay un intervalo que va de l979 a 2007. Así, pues, entre
“Cédula de identidad” y “Servicio Social” (textos identitarios donde la
humorada carnavalesca predomina) se instaura el tono elegíaco mayor,
mementual por así decirlo. Pero ese ritual cristiano no tiene la
solemnidad consagrada a los difuntos durante la celebración de la misa.
Es asumido como constante elegía, coral e íntima a la vez. Dos son los
poemas claves en este sentido: “Diurno y nocturno por el abuelo difunto y
“Diurno para formar entre los muertos”. En ambos poemas se juntan, la
memoria indesterrable del abuelo-padre y la evocación vívida y dolorosa
de sus amigos desparecidos. “Cuando acabó de morir mi abuelo” sentencia
el poeta en el primer poema aludido, “murieron tantas cosas y otros
quedamos agonizando”. Y a medida que el mundo se desfasaba frente a él,
la familia sufre efectos análogos que van desde el desorbitamiento de
sus ojos hasta el último momento: “Cuando ya no hubo pulsación/ se
reventaron las cuerdas del violín del tío Pablo”. Asistimos
subrepticiamente, a ceremonias secretas donde el muerto amado deviene
espiral que
envuelve concéntricamente a toda la familia con su
desaparición. Pero el verdadero memento se produce en la intimidad del
poeta, testigo ocular que no cesará de ritualizar poéticamente ese
momento-memento:” Cuando dobló la cabeza a la diestra/ no repicaron
jamás las campanas fragantes al primer incienso / y mezcladas con
armonio y cántico”. Finalmente la muerte es rechazada y los roles se
invierten: “Juguemos que voy a estar muerto/ me declaro y abro su hoyo:
soy como una tumba ambulante. /En mí lo llevo, en mi lo salvo, abuelo.
/Vámonos andando, abuelo”
“Diurno para formar entre los
muertos” se inicia autoritualmente, a modo de misa personal: “Morir
antes, primero que los amigos/ no importa si prematuramente”. Se trata
de un poema á clé, donde el nombre de los difuntos es revelado a
medias, aunque en el contexto de la poesía nicaragüense son fácilmente
detectables. Es un verdadero oficio de difuntos donde cada uno es
evocado conforme la característica que más impresionó al oficiante. Así,
entonces, desfilan: Juan Aburto, José Mendoza, Francisco Pérez Estrada,
Enrique Fernández Morales, Ernesto Mejía Sánchez, Gustavo Adolfo Páez…
Algunos
son evocados como asumiendo después de su muerte la característica
totémica con que ingresaron ya al nuevo reino: “Pérez Estrada no se
convirtió en polvo/ sino que se hizo piedra: / un dios de Ometepe y
Zapatera/ con un jaguar o un lagarto encima de su espalda y sobre la
testa.”
Señalemos finalmente la ausencia de metáforas
tanto en este poemario como en la mayor parte su poesía. Valle-Castillo
prefiere el lenguaje figurado. De este modo hay versos admirables que
funcionan como leitmotiv o como síntesis acumulante de sentido. Así, en
“Casa de salud”, otro poema à clé, la expresión sintagmática “máscara
de cloroformo” crea un significado múltiple aplicable a la antigua
Casa de Salud que ya no es hospital ni tiene función salutaria alguna, o
bien a la paciente intemporal evocada como bajo una campana de vidrio
“esperando la máscara de cloroformo sobre el corazón”. En ambas
expresiones poemáticas “máscara de cloroformo” se desplaza y crea un
nuevo sentido, que va más allá de la metáfora o del símbolo fácilmente
detectable. En el intenso poema, ya citado, “Diurno y nocturno para el
abuelo difunto”, la red dolorosa de recuerdos, ensoñaciones y
evocaciones que se entrecruzan durante la agonía, muerte y funerales del
casi totémico Pancho Castillo Masis, el verso final da una síntesis del
dolor provocado una vez consumados los funerales:” Por eso digo, en mi
lo llevo, en mi lo salvo sintiendo en carne viva/ una fluida corriente
de dolor canino”. Dolor canino sintetiza dramáticamente, en aullido
final, la pérdida, la indeclinable ausencia del gran deudo.
Sin
lugar a dudas la presencia de la muerte domina en este poemario a
muchos niveles, pero también hay lugar para lo festivo, la ironía, la
sátira, tal como acontece en “Edicto sin validez legal”. Ese “Edicto”
reivindica la poesía y le confiere un estatus nuevo, un estatus que
está por encima de las instituciones, la historia, los dogmas y, sobre
todo, por encima de la fuerza efímera que dan el dinero y el poder:
“El Capitalismo se ha quedado sólo como un boxeador del Bronx,
y los guantes puestos
brincando y haciendo fintas ante sus fantasmas contrincante
mientras llega a su fin…
Sólo, a ti Poesía, no te pasa nada,
estas intacta, en tu mismo lugar como Troya
eternamente
destruida e inalterable
y en todas partes.”
miércoles, 25 de julio de 2012
Poética de Julio Valle-Castillo 3
Ivan Uriarte
III
Materia
Jubilosa es el poemario que corresponde al proceso histórico en el
que se gesta y produce: últimos años de la Insurrección e inicios de la
Revolución sandinista. Ubicándolo 3 décadas después, y sopesando los
textos escritos y publicados en ese mismo periodo, que va de los
poemas de Ricardo Morales Avilés a los de Leonel Rugama y Ernesto
Cardenal, Materia Jubilosa se mantiene excepcionalmente como un poemario
denso, coherente y consistente con su temática histórico social
abordada. Para decirlo de algún modo, complementa y rebasa a lo escrito
por Cardenal sobre la materia, ya que si “Hora Cero” aparece como un
poema fundador de la gesta sandinista,”Ronda Tribal para el nacimiento
de Sandino” , poema inaugural de este excepcional libro, se apareja
con aquel. Y las demás secciones que componen Materia Jubilosa, ” Estado
Mayor o friso de los hombres de Sandino”, “Relacion de la lucha y
matanza de Monimbo,” “Epitafios” y “Carga cerrada”, la complementan y
rebasan temáticamente. Hay en estos poemas de Julio un tratamiento más
directo de la lucha heroica llevada a cabo contra la dictadura
somocista, que vincula ambos momentos históricos: el de Sandino y su
estado mayor eternizado en el tiempo de la historia, señalados con
pronombres determinantes que los ubican en sus puestos de combate, con
la “Lucha y matanza de Monimbo”, con los héroes del sandinismo
emergente que al caer van dejando rastros de sangre gloriosa( “
Epitafios”) a lo largo del camino. Y esa lucha, expresada a través de
las secciones “Epitafios” y “Carga cerrada” son vivos testimonios en
primera persona, en su mayoría, pero primera persona en la que se
involucra el poeta mismo, al evocar a algún amigo caído en la lucha, el
que por un lapsus cotidiano ha olvidado,y lo trae a su memoria como si
en verdad fuera, hubiera sido, seguiría siendo su compañero de
labores. Desde su oficina le envía el “Primer memorándum de la mañana”:
A : Armando Talavera
De: Julio Valle-Castillo
Fecha: Marzo o abril de Nicaragua
ANO DE LA DEFENSA Y LA PRODUCCION
ASUNTO: decirte, hermanó, que ahora que venía
Hacia mi trabajo a ocupar mi puesto
Y acaso a llenar en algo el tuyo, me acordé de vos con un gran alegría:
Los tragos, el “Salón Azteca “, l;os pleitos,
Los tragos.
No
es posible dejar de referirse a un poema como “Ronda tribal para el
nacimiento de Sandino”, poema-teatral, concebido como tragedia griega a
escenificarse con todos los ingredientes del mestizaje y secuelas
esotérico culturales de nuestros pueblos indígenas del altiplano. El
coro ( de las madres y de las mujeres ) funciona reforzando la voz
secuencial narrativa que relaciona los hechos relativos al nacimiento
del héroe, incluyendo en el libreto un “dictado” y un “solo” de la
Comadrona. Tanto la Comadrona como las madres son las artífices que
vislumbrando que no se trata de un nacimiento común y corriente,
ritualizan su venida, preparan a la madre para que pueda felizmente
confrontar el momento, y dar luz, entre sahumerios e invocaciones a los
dioses ancestrales, al guerrero destinado a liberar a su pueblo, y
nacido en el lugar predestinado para ello: “Y si se nace en Niquinohomo:
Neck, guerrero, Nahome, valle, Valle de los guerreros”. Si Cardenal en
Hora Cero deconstruye el mito iluminatorio del héroe al ascender el
Cerro del Común, Julio deconstruye igualmente las etapas míticas de ese
nacimiento, que obedece, en su concepción, a las formas primarias del
barro en manos de alfarero:
…corren
Las mujeres de San Juan de los Platos,
De San Juan de Oriente.
Y la rondan, danzan circularmente
Y con secretos giran a su criatura,
Le dan vueltas, forma, rostro, sexo:
Moldean a la criatura desde el vientre,
Como los alfareros que todo lo saben
Y todo lo pueden con sus hábiles manos;
Como los alfareros que a torno o pulso
Puro hacen porongas, tinajas, tinajones,
Boca, dioses, voces, platos, incensarios
Perfectos, porque el Alfarero se esmera en su trabajo.
Se
trata de un pueblo donde el protagonismo lo tienen las mujeres y los
hombres quedan relegados a las sombras, hasta que nace el guerrero, con
cuyo monólogo concluye el poema, para abrirse a la gesta para la que
está destinado:
…yo que soy hijo de esta tierra
Soy toda esta tierra en pie de guerra;
Mi pecho ymi grito de combate
Los gritos de los guerreros
Y los pechos de los guerreros
Son molejón donde se afilan las furias.
martes, 24 de julio de 2012
Poética de Julio Valle-Castillo 2
Ivan Uriarte
II
Sirvan
estas líneas introductorias para incursionar en la poesía de Julio
Valle-Castillo, de cuya obra poética me ocuparé en el presente ensayo,
exceptuando El lienzo del pajaritero ( Managua,2003), poemario que
ocupa, precisamente, lugar especial en su obra poética, profundizando
mitos, danza y tradiciones de su Masaya ancestral.
La
obra poética de Valle-Castillo, de considerables dimensiones, comienza
en l977 con Las armas iniciales y recorre un amplio itinerario que
desemboca en su más recientes textos: El lienzo del pajaritero ( para
una traza de la danza, 1990-2002 ) y Memento de vivos y difuntos ,
publicado en el 2008. Preceden y anteceden a estos textos, Formas
migratorias (1979), Materia Jubilosa (l986 ) y Con sus pasos cantados
(1998 ),
amplia compilación que incluye además de sus dos
textos iniciales, los poemarios hasta ese momento inéditos : El niño
amor, contrario de si mismo y El libro de los músicos y de los otros
La
poesía de Julio Valle-Castillo, desde sus firmes primeros textos, se
ha caracterizado por una exploración constante del habla como sujeto de
productividad textual. En cada uno de sus poemarios Julio abre todos los
grifos del lenguaje, vinculando de ese modo el texto poético con los
mitos, la antropología, el folklore, la danza, el teatro, costumbres y
festividades religiosas nicaragüenses, idiolectas grupales de su país
natal y México, su segunda patria, y a su vez todo eco que en su paso de
infatigable viajero ha podido captar.
Desde esta
perspectiva nos encontramos frente a una poética donde el discurso
literario es el principio generativo de una multiplicidad de voces que
modulan constantemente la diversidad significativa del poema. Una
examen de la demarche de la obra nos indicará la dominante o dominantes
que marcan y distinguen sus textos poéticos.
Las armas
iniciales escrito entre 1968 y 1972 , título además de quijotesco,
señalador del derrotero y rumbo que tomará su poesía: enraizamiento a
la tierra ancestral, Masaya, a su familia, a sus gentes; su fidelidad
al terruño, al paisaje y la historia de Nicaragua. Cabe, finalmente,
agregar su predilección por los poetas latinos, y consecuentemente un
hondo sentido epigramático, inmerso desde su inicios en esta poética.
En este sentido el primer poema de Las armas iniciales, “Esta casa mía
es una casa en pampas”, marca y define una dominante ancestral que
funciona como eje paradigmático alrededor del cual se organizan los
diversos niveles del discurso poético.
Esta casa mía es de una claridad,
De una luz como recién salida del baño:
Sólo algunos recovecos se escapan, capean
Su penumbra con el índice de los labios.
El corredor se echa igual que perro junto al patio,
Se estira y despereza manso,
Obediente a mis bisabuelos que rigen desde sus retratos.
Y poemas como “”Salva por el General Emiliano Chamorro”
y”Poster/Blues” inician la evocación del paisaje y la historia patria.
En los primeros versos de este último texto, el viajero que ya se
insinúa en Valle, advierte:
La playa del Lago Cocibolca de Nicaragua
Tiene ese hormigueante puntillismo
Visto en las postales de Punta del Este, Acapulco y Miami.
La
última sección de ese texto inicial, “”La ponzoña mía”, es una
evocación del mundo epigramático latino, teniendo a “Catulo amigo
mío”como invitado especial:
Catulo amigo mío,
Por fin Cornelio logró sentarse a la mesa.
El hombre es el vivo retrato de las víboras,
Penetra hasta por las rendijas de cualquier recinto.
Su
segundo poemario, Formas migratorias ( México: Axel Editora, l979)
sugiere y crea el sentido del acto de migrar a la inversa, pues a la vez
que constituye el confrontamiento con la urbe de Méjico que comenzaba
su gran expansión urbana , es también una regresión constante a su
Masaya natal, como único modo de soportar el deambular por “”Escaleras
/tubos errantes y galerías”, “donde cada quien va sometido a tensiones
altas y altas presiones” “que electroputan/ que electrochingan”. Y asi,
pues, a la vez que es un descubrimiento como lo comprueban los poemas
“”Centro nocturno” , “California Dancing Club, “Señales de alarma”,
deviene y se convierte en “Dolores será un sábado de enero” donde
declara que “El frío llegó a reventarme los labios,/ el cielo de México
como trapo empapado en suciedad/ y el smog enturbiaron la ventana”.
Pero también hay sorpresas como cuando camina por la Avenida Insurgentes
:
Yo salí a comer o a la farmacia
Y en eso que me agarra el otoño
Un otoño que no era mi conocido.
Sin embargo las ramas finísimas de los
Árboles algo tenían de labios secos
Y unas hojas precarias iban
Despezuñándose por el pavimento.
Es
el poema que da título al poemario el que nos revela esa regresión
constante a la Masaya natal. Pero si bien el tono es el de un arrebato
verbal, Valle nunca cae en el lirismo vacuo o en la nostalgia como
mero sentimiento porque el humor, la salida intempestiva, la invectiva
franca, mantienen el poema y el poemario mismo a un nivel de imágenes
insólitas y novedosas :
Yo no sé qué demonios me arrebataron de estas tierras
Ni para qué Diablos me largué de aquí
Donde hasta la Zafira hace colas y ladra y gime
Al reconocer la barba de Julito, la nariz,
Las cejas, el pelo, los anteojos de Julio Alejandro Lorenzo.
………………………………………..
Amigos míos que esperan y te plantan estoques de aguardiente
Y amigos que se pasan de vivos y amigos que estiran el fémur…
Esta
procedimiento contrapuntístico es utilizado por el poeta para recorrer
la línea genealógica de sus más remotos ancestros, tal como sucede en
“”Memorias de un hombre que no fue mercachifle”. Todo el poema está
revestido de una especie de autosorna que cubre y recubre el verdadero
sentir del poeta, para no oscurecerlo con fáciles confesiones. Este
poema funciona, inclusive, como un autorretrato, y también como un
probable daguerrotipo de sus ancestros. Veamos su arranque:
Hubiera sido mejor quedarse en el pueblo haciéndole
Los honores a la raza.
La curva Libanesa de mi nariz me nace
En línea recta desde la muerte,
Desde que una pistola paisana le desbandó
Recua de mulas y vida a un bisabuelo
Cuando comerciaba en los minerales de Santo Domingo en
Chontales de Nicaragua.
Y ese autorretrato se completa con lo que hubiera podido ser el poeta, que finalmente, no le parece mal:
Yo no me habría visto mal detrás del mostrador,
Con altos estantes repletos de sedas’
Linos de Irlanda’
Poplines,
Zarazas de percal.
Casimires de Inglaterra,
Casimires holandeses,
Casimires tropicales,
Satines y driles,
Lonas y telas de Curacao,
Cortando y midiendo,
Del esternón a la punta del brazo,
Yardas y medias, cuartas y varas de manta.
Pero
hay más todavía, casi siente nostalgia y arrepentimiento de no haber
sido un próspero tendero masaya, con aires de sultán en su intimidad, un
perfecto moro Valle, casi trasplantado al califato de Granada,
habitando una pequeña alahambra, donde el sonar de las castañuelas le
anuncie la danza de los siete velos:
Allá la pasaría sin inquietudes:
Vuelvo a casa y me acuesto en la hamaca
-Como una gran alfombra de reposo –
Floja la corbata y las ligas de los brazos,
Y espero oír que lejos, que bien largo
Ella inicie su baile comience a girar sus velos,
A enredarme en la rueca o en el sueño
Al inaudible son de sus crótalos.
El
niño amor contrario de sí mismo ( l977-1979 ) es un conjunto de poemas
amorosos y carnales que se desprenden de uno de los tercetos del soneto
de Francisco de Quevedo,“Definiendo el amor”, que le sirve de epígrafe
para enmarcar esos arrebatos tan epigramáticos como somáticos:
Que el amor es perecedero, quebradizo,
Ya me lo habían dicho.
Que todo lo que dicen las mujeres cuando
Les damos por delante o por detrás, por la boca o por el oído,
Hay que escribirlo sobre las aguas y el aire,
Ya lo sabía también.
Todos
esto poemas están producidos desde una óptica muy personal,donde a la
presencia de versos que resuman el amargor de un Catulo ( “Si yo
probara tu cadáver / estoy seguro de que resucitarías” ) se entreveran
alusiones a los boleros danzones de Agustín Lara ( “Cuando miro tu
retrato”” ) o pastiches fuertemente realistas a la dulzona voz de Luis
Arcaraz ( “Me has dejado/ un sabor de puta verde”).
Valle más
que sacudir el amor, se sacude sus amores, los tira a la cama y los
rechaza o lo rechazan como en “” A pierna cerrada”; tiene pesadillas de
ser disecccionado como un “”joven buey””, o bien los evoca y contempla
como fantasmas carnales que exorciza definitivamente en el poema “Sólo
con los ojos “:
Ahora vi los tumbos cálidos de aguas
ciegas que son tus pechos sólidos.
Ahora vi tu cuerpo como el difunto
Que alejándose vuelve los ojos
Para divisar su cuerpo.
El libro de los músicos y de los otros ( 1984-1998 ), completa la
compilación Con sus pasos cantados. Es el más extenso poemario que
hasta ahora ha publicado Valle. La cita de Pessoa, “Desde mi aldea veo
cuanto de la tierra se puede ver en el Universo”, nos confirma que el
eje paradigmático alrededor del cual se continuarán organizando los
diversos niveles del discurso poético es la aldea ancestral de Masaya. A
su vez el título mismo del poemario nos reenvía a un texto capital del
poeta portugués: El libro del desasiego. Los otros, que no enuncia el
título, son los que podrían considerarse personajes típicos de Masaya:
los poetas, los locos y los borrachos, que junto con los músicos
completan la especial nómina contextual, que Valle abordará poniendo a
su vez en juego sus dotes de narrador.
Es con un
lugareño relato, “La opera”, que Valle nos presenta a una familia de
músicos, sometida al régimen patriarcal de Benjamín Romero Raudes,
maestro capilla de la iglesia principal de la ciudad. “Duo sobre la
música o canto responsorial”, siempre en prosa, nos introduce, a través
de las preguntas de un nieto al abuelo, al mundo instrumental y
repertórico de esa Masaya de atril, armonio y canto. Con una andanada
musical concluye esta incursión a la armonía de Masaya : “Äria por un
tenor”, “Concierto de Brandenburgo No 5”, “Balada de los
músicos”,”Brevísima biografía del Boom Jazz”, y “Gala de beneficencia”,
breve relato.
La sección que podríamos llamar El libro
de los poetas es la más extensa e incluye una buena sesentena de
poemas, todos ellos dedicados a la exploración y búsqueda de lo que la
experiencia poética ha sido para Julio, así como también retratos,
impresiones personales o de lectura de sus congéneres en el mundo, sea
este el polaco José Ribak, el ruso Mayakoski, nuestro paisano inevitable
Rubén Darío, el cholo Vallejo, Sor Juana Inés de la Cruz o los
norteamericanos Ezra Pound y TS Eliot. No son exactamente textos
metaliterarios ( aunque algunos el mismo los define como poemas-ensayos )
sino que también refiere hechos y experiencias que el poeta ha
confrontado en su andar por el mundo como “Balada de los hoteles” o
“Balada del incendio del metro de Londres.”
Para patentar ese
recorrido por el mundo de los poetas y lugares Valle echa mano de la
modalidad poética “balada”, y utilizándola de manera caprichosa, le
sirve como
llave de pase para abordar también sus más variadas
experiencias generales e íntimas, como “Balada de los borrachos de
Masaya”, “Balada de la sala de espera”, Balada por la muerte de
Firuliche”, “Balada del anillo”, o poemas muy personales como “Necesidad
de la pijama”. Señalemos que Valle tiene tacto, gracia y humor para
tratar hechos trascendentes como el retrato que Vásquez Díaz le hizo a
Darío en Palma de Mallorca, o “Pound en Nicaragua”. En su poema sobre
Darío a punto de posar para el pintor español ,que recuerda los
monólogos dramáticos de Browning, Valle lo cierra dándole un toque
intemporal a ese momento culminante:
Urgida de descanso la cabeza amenazada de calvicie,
Cierro la boca y doy el labio inferior al desencanto
Para que el pintor me ponga el hábito y la capucha
De los callados hijos de San Bruno.
Pero
tirivialidades personales de la vida cotidiana también las aborda con
novedad y gracia, como el poema “Necesidad de la pijama”, al que le da
inclusive un toque erótico:
Yo sé que es mejor acostarse completamente desnudo
Por las noches de estas latitudes;
Echar los brazos hacia atrás ysoltar la pierna
Para dormir a pierna suelta
Hasta el fondo. Desnudo para revolcarse con la
Prójima cuyo cuerpo resalta en la
Oscurana del sueño.
Y
respecto a otro momento trascedente personal, como el de su primera
comunión, en “Confesion con cargos”, el humor negro, casi
desacralizando ese momento, cierra el poema:
Lástima, la candela
De mi Primera Comunión no era de dinamita.
Era de cera
Virgen y no de dinamita
Para hacer volar tanta mierda.
Con
la sección, El libro de los locos, concluye no solo el Libro de los
músicos y de los otros, sino también la compilación antológica, de la
cual nos hemos venido ocupando, Con sus pasos cantados. El poema breve
en prosa y la prosa poemática, colindando con el relato, ocupan un
espacio considerable en la trayectoria poética de Valle-Castillo. En
Las armas iniciales hay seis poemas en prosa, y en Formas migratorias,
bendecido secularmente con texto introductorio, por el casi inventor
del genero prosema entre nosotros, Ernesto Mejia Sanchez, hay dos. Y es
precisamente, el Libro que comentamos, “De los músicos y de los
otros” donde los niveles prosísticos logran su culminación, apertural y
de cierre, ya que El libro de los Locos esta compuesto por siete textos
donde el ojo de poeta reviste la prosa de efluvios líricos,
salpicados de ternura humana y también de risotadas solemnes y
dolorosas. “La barca de los locos”, textos montado inconográficamente
sobre la miniatura del mismo nombre de
Jerónimo Bosco, nos
introduce a un conmovedor elogio de la locura Leonesa y Masaya pasando
por Nagarote. Son locos poéticos o más bien rescatados por la poesía de
Julio Valle Castillo; de León:Don Goyo, “que se había vuelto loco de
ser tan sabio en matemáticas”,Batallon conchudo, hijo de la vaca pinta,
experto en sanidad”; “ la Palaca”, afectada mensualmente por los
movimientos de la luna. Y dentro de esa estela loca Valle evoca al
sublimador de la poesía leonesa: Alfonso Cortés.
Pero son los
locos de Masaya los que mejor individualiza Valle Castillo, sin excluir
a Benito, el guitarrista de Nagarote, cuya ceguera se vuelve
misterio de ojos sueltos sobre la fosa mortuoria, y sonido sempiterno
las cuerdas de su guitarra. El afecto poético por estos locos nos hace
sentir inferiores a los que pretendemos ser cuerdos, porque la evasión
que ejemplifican de la vida cotidiana ordenada que vivimos sobrepasa la
fantasía misma de un mundo mítico, casi olímpico, aunque trágico. Estos
locos son verdaderos personajes de una tragedia edípica o prometeica.
Cada línea de estos elogiosos textos pondría en vilo a Erasmo de
Roterdam, porque sin lugar a dudas, la locura salva al hombre auténtico
de cualquier esguince cotidiano, porque el loco vive y colinda con el
mundo de lo sublime, donde precisamente la poesía logra su más grande
altura. Me refiero a Tomás Santa Lucía-Cruz de Palo-Roba Gallina,
marido de la Isabel, mejor conocida como la Chavela; a “ Ana, Anita
Animita,” “ ánima sola en el Purgatorio”; a Jaula de Música; a Fulgencio
Chispa y a “Chico, el de la María”.
Citar cualquier línea de
estos textos, donde Julio Valle-Castillo, con su perfil de libanés
completo y confeso está involucrado, es sobrecogedor y contagioso,
porque estos locos lindos, invitan a volverse loco como ellos, sin
importar que pueda cogerse el vuelo de “ Chico, el de la María”:
Quién sabe qué viento sopló duro, que racha lo botó de esos cielos
por donde andaba; quién sabe qué nube no lo aguantó y se desfondó ;
quién sabe qué penachos, qué nubarrones gordos se deshicieron en
chaparrón porque una tarde mayo o junio apareció sobre las aguas de
Laguna de Apoyo, riéndose aún con sus mismos dientes pelados.
En
Con su pasos cantados, como bien lo ha querido el poeta, se
instituye una primera etapa de su poesía, y quisiera señalar que sus
desplazamientos poéticos, desde sus Armas iniciales, muestran seguridad
en el oficio y búsquedas constantes en la conformación del verso . La
poesía de Julio habla y ritma a través de una disposición versal con
predominancia fuerte del yo, con excepcionales concesiones.
Notemos
que el título de esta recopilación es una revelación paratextual feliz
y cantora que contradice los cliché del lenguaje cotidiano, donde la
expresión “ con su pasos contados” se convierte en ritmo, canto,
discurso más musical que verbal. La poesía de Valle-Castillo, en un
sentido que lo aproxima a un poeta como Apollinaire, me parece
contagiada de una celebración constante, donde el humor , la gracia y la
inventiva se dan cita para darle al poema todos sus matices necesarios,
se trate ya de la trágica muerte o suicidio de la poeta Eunice Odio en
el poema “3 tazas de café sin cambiar de medias”:
Madre y Maestra maga: usted no tiene ni mother que hacer en esta bronca.
La irritación es con la muerte
Déjeme sólo con ella,
Mientras acoso a sorbos, lo mismo que a besos, la onda, el pescuezo del café…
……………………………………………………….
Yo entiendo que le jugaron sucio,
No le creyeron el suicidio constante, y la ingresaron,
Como me dijo Ernesto Mejía Sánchez por teléfono,
Al Valle de los Caídos.
o bien en el súbito despertar brindando con los recalcitrantes beodos de Masaya:
Yo les debo un poema
a a los borrachos de Masaya,
Algo asi como el brindis que la niñez no me permitió
Hacer con ellos.
……………………………………
Este trago que levanto no es nuevo,
Me lo vengo viviendo hasta el desborde con Uds.
Y por Uds. Que religiosamente empezaban todos los mediodías…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)