miércoles, 7 de mayo de 2014

El Espejo


Este espejo que ha pasado
 años de años
Colgado de un oxidado clavo
                       en el grueso adobe
encaró los rostros
                                               de varias generaciones
cuántas veces nos asomamos a él
para   vernos la garganta irritada
y sacarle la lengua como
 un ahorcado que se burla
de sí mismo
en una obra de teatro
donde espanta las pupilas
al saber que no padecemos de nada…
los molares careados
para hacernos el nudo de la corbata
para peinarnos  con el partido en medio
el partido de lado
el copete
            del engominado a la brillantina  la gelatina…

El espejo nos ha devuelto el rostro
Día
 a
                                    día
las patas de gallina
                                   el ojo embolsado
las primeras paperas.

Yendo y volviendo el rostro
Ahora
Esta tabla de cristal tantas veces
remozada de mercurio
Enmarcada  por algún ebanista criollo
Se desprende de la pared
Y viene trémula
Y se acerca varias veces a la nariz
En busca de un débil aliento
                        un vaho en postrero esfuerzo
  ya no se opaca el rectángulo
Y deja entrever  cómo se recobra  el rostro
Y todos nos volvemos a ver
La muerte como la vida
 retorna el aire familiar,
            los parecidos,
 las comisura de los labios
Las arrugas de la frente sin tensión
Los pómulos fijos
El seño relajado
La palidez que nunca habíamos visto
La eterna faz como desde dentro iluminada.





Masaya, 7 de enero de 1984.

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