I
Este poeta canta las guerras tebanas
y aquel otro, las batallas frigias.
Pero yo, egoísta, sólo celebro las mías,
porque no fue el muchacho de la pica
ni el soldado los que robaron
o hundieron mis mercancías.
Otro ejército me atacó
en las niñas de los ojos de mi niña
¡Qué vencedoras son tus pupilas!
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