Sobre Mementos de vivos y difuntos
1.- Memento de vivos y difuntos (1973-2007) constituye un momento de la misa destinado a memorizar y rogar por los fieles difuntos y por los vivos; por ende, se pretende recuperar el sentido ritual, litúrgico para la poesía, cuya sacralidad, se ha opacado o extraviado mucho en la referencia a lo realista, concreto o cotidiano en estas últimas décadas (Parece que este recurso es común a la poesía de Nicaragua; recuérdese que Darío escribió unas Prosas profanas).Datos de solapa
2.- El paratexto está formado por una carátula de ILCE Ortiz de Manzanares: un bien resuelto óleo abstracto que podría provocar la ilusión visual de un semáforo con sus tres códigos: rojo (detenerse), amarillo (disponerse) y verde (arrancar), y simultáneamente tres focos blancos, como quien dice semáforos para quienes aún circulan en las calles y avenidas de la tierra y los otros para los que ya descansan en paz. Asimismo un retrato a pincel seco de Róger Pérez de la Rocha del Julio Valle-Castillo que conocemos. Magnífico retrato asimismo que revela la ambigüedad de un Julio severo, señorial (y ahora de barba) y a su vez, lúdico, rebelde, irreverente, humorista, burla burlando, cachondo, dictando, perentoriando, inventando, imponiendo. ¡Dios nos encontrara confesados si Julio comenzaba hablar!
3.- La poesía es memoria (recordar o volver a la vida a los vivos y muertos) y también resucitar las lenguas muertas, tal el caso de las “Falsificaciones griegas”, que resultan autenticaciones castellanas, debido a su economía y dominio verbal, delicadeza, lirismo y variedad.
4.- Poemario oscilante entre la tradición, mejor dicho, entre la vivencia cultural mexicana y nicaragüense: no en vano la cita de ciertos lugares urbanos o espacios e íconos, como las avenidas de DF, su aéreo puerto, Miguel Angel de Quevedo, Miguel Alemán, Pancho Villa, Fajad Jamis, Ernesto Mejía Sánchez, Tina Modotti… Sospecho que prefería a Alfonso Reyes, a Salvador Novo, a Pellicer, Efraín Huerta, que a Octavio Paz y su corte. Decía que la poesía de Nicaragua era solar y que la mexicana era “Crepusculista”, vocablo algo homofobico.
5.- “Alamo blanco para San Francisco de Asís” está en la misma directriz de la sacralización de una fecha, a través de la gracia poética del personaje y de la transfiguración de la naturaleza: Visión, quizá alucinación, revelación, todo atingente a lo sacro.
6.- “Si nos salvara una corbata azul celeste” es un poema escrito bajo la impronta que nos causó a todos en la UNAM, el asesinato de Pier Paolo Pasolini en Roma; pero igualmente para él es la muerte del abuelo en Nicaragua. La muerte asediando, algo que por entonces como ahora, me parece que no asimila Valle-Castillo, Julio. Será verdad que el amor ¿ La boca de su amada redime de la tumba abierta y nos dota de eternidad?
7.- “Célula de identidad” es la posición ético-estética de un poeta que ha optado por la marginalidad –como los románticos y surrealistas— ante el sistema o sociedad actual vacuo, mercantil, desideologizado, ahistórico. El poeta ha vuelto a ser un vagabundo, un anárquico, un desarrapado, un lacra…
8.- “Nocturno de los gastos, 13 horas” pareciera que se trata de una crítica y denuncia de poetastros y putastras disputándose como cuervos y gatos la gloricula de haber sido amigos de alguna celebridad literaria.
9.- “Ciber-café-Altamira” torna por el sentido sagrado de la naturaleza, del hombre y o la mujer, se pertenece a la tierra, a un medio ambiente, que hoy está en peligro. Los inmigrantes son arrancados, desarraigados de sus costumbres, cultura, afectos, relaciones, por razones de exilio económico.
10.- “Visa para escuchar a Pink Floyd” es o supongo que es una extraña elegía feliz, valga la contradicción; una tragedia abordada con la frescura de la fraternidad y la vida juvenil. A veces Valle-Castillo me sabe un permanente chaval, un adolescente. Llora como un niño, con rostro de César Vallejo; no permite una reticencia o un reparo a la poesía de Cardenal; es un contorsionista y malabarista de palabras al modo de Huidobro; el hombre en la cuerda floja; es el poeta como Clown.
11. “Diurno y nocturno por el abuelo difunto” es acaso uno o el mejor poema del libro. Gemido de un lactante, de un niño, ante la ausencia del patrón paterno o masculino. Se inscribe en la corriente elegíaca por la muerte del padre, que ha corrido con fortuna en la lengua española, desde las “Coplas a la muerte de mi padre” de Manrique (Recuerdo cómo nos llenaba de congoja y gozo, allá en México, la lectura de “Algo sobre la muerte del mayor Sabines” de Jaime Sabines, un poeta muy de la sensibilidad de Julio) .
12.- Con el poema anteriormente citado y otros: “Casa de salud”, “Si nos salvara una corbata azul celeste”, “Variaciones de unos versos Vallejeanos” y “Otros tres poemas” se configura el corazón del poeta y del poemario. Ahí radica el poeta y su mejor poesía. La verdadera constante es el abuelo vivo o muerto.
13.- El exteriorismo (de su dios mayor Cardenal) de Nicaragua que equivale al coloquialismo, al prosaísmo, al objetivismo de España y el resto de Iberoamérica (sin olvidar la poesía portuguesa del Brasil) no teme aproximarse o incursionar en el surrealismo (como su venerado Mejía Sánchez), más bien, en rescatar la imagen o metáfora, la figura de la palabra y el pensamiento. Su mezcla desconcierta en el concierto, pero armonizan: “Por abrir el paraguas dentro de la casa” o “Nocturno de la plaza del chorro”.
14.- No me sorprenden los poemas de motivo cristiano de Julio, por eso exalta y cree en la redención, en el martirio y la resurrección. Aún en sus momentos de enamoramiento con el materialismo histórico y dialéctico, del marxismo de mediados de los 70, tengo la intuición que siempre fue, sino un practicante, un hombre de formación cristiana, identificado con la teología de la liberación de Cardenal:” La pasión según las vecinas”, “La tortura definitiva”, “Declaración del traidor”, “VI estación de policía”, “Salutación a la xilógrafa María Gallo”.
15.- También profesa la eternidad de la poesía; quizá de ahí proceda aquella su pasión por los clásicos y su seguridad horaciana de que no moriremos del todo…. Léase “Viva voz”.
16.- Siempre tuve la certidumbre de que a Julio sólo le interesaba la poesía: en el café, en el bar, en las aulas, en las calles únicamente hablaba de la poesía de su tierra, naturalmente, de Rubén Darío, de un poeta loco y de Darío, de unos poetas sacerdotes y de Darío, un poeta maestro de todos los poetas y Darío. Creía que Pound y Elliot eran nicaragüenses… León de Nicaragua era la capital de la poesía modernista y Granada, una ciudad antipoética por comercial y aristócrata, era asimismo capital de la poesía vanguardista.
Las muchachas más guapas y las menos guapas de la facultad se desvanecían ante un nuevo impreso de la UNAM o de Joaquín Mortiz o del FCE. Cosa extrañísima: amaba a todos los poetas, mujeres y hombres, cuando todos nos recelábamos. Su “Edicto sin validez legal”, me lo confirma. A julio no le importa ni la política ni los partidos ni Casa Blanca ni el Vaticano, ni el FMI ni el BM. Sólo le importa la poesía. No en vano repite el estribillo de Bobby Capo: “Sólo me importas tú, y tú y tú y nadie más que tú”.
17.- “Servicio social”, poema con el que concluye el libro, es la declaratoria de la marginalidad del poeta en este contexto, mercado planetario. Quien sólo es y quiere ser poeta, opta por el aislamiento. Los poetas no inútiles, son cada uno, su empresa privada, el negocio de su ánima, que no produce ganancias para nada ni para nadie, a no ser que se dejen manipular por los políticos y las casas editoriales. Y entonces, se pervierten. Cualquier hijo de vecino lo escupe, lo devalúa y desvaloriza
18.- Pero, sea cual fuere, este destino, grato o ingrato, su pequeño libro es de los mejores que ha producido y firmado Valle-Castillo, “nuestro hermano –de mexicanos y españoles--, nuestro compañero / y tanto más”.
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