lunes, 23 de julio de 2012

Poética de Julio Valle-Castillo 1

Ivan Uriarte



                                                                                 I
Si tratamos de ubicar la poesía de Julio Valle-Castillo ( Masaya, Nicaragua, l952) en el contexto de la moderna lírica nicaragüense, debemos aproximarla a dos miembros de la llamada Generación del 40: Ernesto Mejía Sánchez ( Masaya l923, Mérida, Yucatán, l985) y Ernesto Cardenal ( Granada l925). El acercamiento de la poesía de Julio a estos importantes poetas nuestros es, sin lugar a dudas gratificante para éste, no sólo por nexos estéticos de concepción literaria con ellos, sino también porque ambos en diversos momentos de su trayectoria literaria han sido sus más cercanos maestros.
Hay que observar, por un lado, que las poéticas de los dos maestros de Valle-Castillo, sin ser exactamente opuestas, difieren en su tratamiento con el referente y en sus búsquedas y exploraciones de lenguaje.
La poesía de Cardenal, que tocó el filón de una tendencia poética volcada hacia la objetividad de las cosas, incluyendo la historia misma, cuyo nombre de pila, Exteriorismo, nació, en los años 60 cuando Cardenal mismo con su primo el poeta José Coronel Urtecho descubrieron e hicieron suya una línea de producción de la poesía norteamericana, que desde Walt Whitman, Robert Frost y Carl Sandburgh, desembocaba como gigantesco río en la poesía y Cantos de Ezra Pound.
Por otro lado, la poesía de Ernesto Mejía Sánchez, dominada por cierto hermetismo
más cercano al Simbolismo que a las Vanguardias Literarias, se refocila en la plenitud íntima del lenguaje poético, aún cuando este se inicie en los avatares y profundidades de la intertextualidad en un estupendo poema como “La carne contigua”. Se trata de una poesía concebida a partir de una actitud epigramática y por una ironía que, en sus mejores momentos, convierte al texto en un fino cuando no hermético poema a clé
Si bien la poesía de Julio Valle-Castillo nace y se forma en las amplitudes de lenguaje que el Exteriorismo cardenaleano inaugura y abre, hay que remarcar que profundiza con humor y gracejo y actitud lingüística más personal que lo aleja de los pliegos intertextuales en que se sume frecuentemente la poesía de Cardenal, y lo acerca, prescindiendo de hermetismo alguno, a la poética de Mejía Sánchez. Pero hay una circunstancia que lo acerca todavía más a éste: sus orígenes Masaya y su identificación regional ( más acentuado en la poesía de Julio ) con la cultura de los pueblos cercanos del altiplano indígena.

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