viernes, 6 de julio de 2012

Visa para escuchar a Pink Floyd

De pronto, abro una antología que iba a leer
y se me resbala y salta.
La foto de Eddie/ tamaño pasaporte
acaso con la que alguna vez solicitó visa para un viaje
o para un vuelo en vertical
ascendiendo nubes
tomando altura
Mi compañerito de bachillerato,
buen alumno en matemáticas, física y quimica,
con las que yo nunca pude.
Él subió con sus padres al estrado del Colegio
a recibir el diploma y el anillo de graduación.
Novio de Camen María
que no fue novia mía por que me daba pereza hablarle
y prefería ir me a conversar de literatura
y beber ron o cerveza con Cajina-Vega y Fanor.
Eddie y yo celebramos una vez más mi cumpleaños solos
Bebiendo tintos españoles
en las verbenas de agosto
y bailamos ebrios con unas muchachas
más alegres que nuestra alegría
Íbamos en vuelta vertical
ascendiendo sobre las nubes
a miles de pies de altura
Eddie voló al Brasil, no sé si Curitiba o Sao Paulo
Y yo viajé a México, D.F.
A mi me gustaba la música de los Beatles
y a Eddie la de Pink Floyd
Años después, en unas vacaciones me encontré con Eddie
reducido a escombros:
descalzo, gordo, con una gordura enfermiza, renegrido de sol callejero
Los jeans en harapos
acalambrado, como una ciudad o zona alambrada
peligrosa de penetrar,
llena de desolación/cargada de furia
dispuesto a levantar en vertical sobre las nubes
a un azul triste de cielo inexistente
-¿Droga, hongos alucinógenos, cocaína, psicotrópicos?
¿Quién atravesó tu barrera homeostática
y perdistes la cabeza girando al compás de Pink Floyd?
En ascenso vertical
que no aterrizastes en Managua
y fuistes a parar a Miami desde donde tuvieron que repatriarte
La tere, mi madre, quien te amaba tanto como a mí
me han contado todos los padecimientos:
citas al médico: inyecciones, pastillas....
pero nada.
Nunca consiguieron fijarte la cabeza en el cuello,
tus fugas del Hospital psiquiátrico
las temporadas en la clínica.
Desnudo en plena calle
Caminabas en pelotas muy campante
Con la frente y la nariz en alto
espantando la aldea
él de lo mas inocente.
Furias
gritos del infierno.
Cuántas veces volvía
los domingos a visitar a mi madre
Eddie me esperaba para pedirme 5 pesos:
cigarros y una COCA-COLA gigante.
Nunca olvidó mi nombre.
Nunca dejamos de conversar
otras veces me desconocía
como si no nos hubiéramos bachillerado
olvidó por completo a Carmen María
como si con la música de PinkFloyd
la hubiera raptado a un cielo rosa
a un cielo azul.
A través de nubes blancas
a través de una alta tristeza.
Alguna vez hablámos como cuando jugábamos de niños.
Con sus hermanos en el parque de Masaya...
Las venas y arterias de su cerebro
un día no soportaron la intensidad del vuelo
y reventaron
y tuvieron que internarlo en una sala de Cuidados Intensivos
Rapado regresó, no sé si muerto ya
Estuve contemplándolo:
divisándolo muchachito,
recordando cómo era el anillo de bachillerato
que yo no quise conservar
y se lo obsequié a Cecilia
El tinto español y la alegría
La bailada que dimos con el coro de muchachas que daba vuelta al mundo.
Pero esa vez no hablamos
todo fue silencio
Como si el rock de los Pink Floyd hablara
No me pidió para cigarros ni COCA-COLA
Ya te aburrirás de fumar, Eddie,
Los dedos y los dientes se te limpiarán de nicotina
porque allí donde te subió la música
(no quiero decir el Seno del Padre para no parecer cursilón)
Se te acabará la sed,
Porque allí las COCA COLA
O las PEPSI COLA son enormes de la tierra al cielo
BIG COCA COLA/BIG PEPSI COLA
Infinitamente colmada la sed/con una bebida
con una música superior a la de Pink Floyd, Infinitamente

Managua, Mayo de 2004

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